Las Ciencias Ambientales Integradas Al Comercio Justo.

Las Ciencias Ambientales Integradas Al Comercio Justo.

David González Jiménez (LCA., UNAM.)

dgonzalez@lca.unam.mx

Las ciencias ambientales son una disciplina científica, como su nombre lo dice, que busca conocer las relaciones que existen entre la especie humana y la naturaleza. Surge a partir de la necesidad de resolver problemas ambientales complejos desde un punto de vista holístico que permita entender, diseñar, ejecutar, implementar, mantener, administrar y gestionar proyectos productivos, de servicios, de protección, de conservación y de prevención.

Esta ciencia utiliza enfoques transdisciplinares y transescalares, que buscan estudiar los problemas ambientales presentes y proponer soluciones basadas en modelos de desarrollo sostenible. Se caracteriza por tener un enfoque que afronta las tareas de manera conjunta, teniendo en cuenta diferentes puntos de vista, con una visión del planeta similar a la de la teoría de Gaia.

De igual manera, las ciencias ambientales desempeñan en la actualidad un papel que se encarga de desarrollar políticas de desarrollo sostenible así como de hacer frente al cambio global, la pérdida de biodiversidad, la contaminación, la degradación de sistemas naturales y productivos, etc.

Los problemas que fungen como objeto de estudio de las ciencias ambientales abarcan diferentes campos del conocimiento. Algunos de ellos en el campo económico son: pobreza, alimentación, producción agrícola, consumo sostenible, equidad, etc; en el campo ecológico: pérdida de biodiversidad, modificación de ciclos y conductas, cambio de uso de suelo, etc; en el campo físico-químico: cambio climático, hoyos en la capa de ozono, modificación de ciclos hídrico y de carbono, etc. Sin embargo, es evidente que todos estos problemas confluyen entre sí, y que no abarcan una sola área del conocimiento, siendo necesario el punto de vista integral de las ciencias ambientales para poder ver la imagen completa.

Un problema particular en la actualidad se observa en la injusticia comercial. En 1949 al culminar la segunda guerra mundial y durante la guerra fría, el presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, uso por primera vez el término "País desarrollado". Con esto se asumió que si había países desarrollados, también había países subdesarrollados, y por primera vez en la historia se conceptualizó una división económico-social en el mundo.

Junto con esta división que fue cambiando, convirtiéndose después en "Países desarrollados" y "Países en vías de desarrollo"; también surgieron nuevos modelos de producción. La historia muestra como a partir de modelos de producción agrícola, el mercado surgió para orientar los modelos con una producción industrializada y capitalista. El mercado agrícola y tradicional, quedó opacado por la producción en serie, la baja de precios y el uso de grandes maquinarias.

El sistema en la mesa, logró desplazar a miles de trabajadores de sus puestos, dejó en la pobreza a muchas familias, arrasó con la biodiversidad, contaminó ecosistemas y polarizó la desigualdad socio-económica que coincidía con los patrones de distribución en el mundo. Los pobres en el sur, los ricos en el norte.

Estas nuevas formas de producción, relacionadas con los hábitos de consumo y la forma en que se desarrolló el mercado dejaron fuera de juego a la economía rural, las pequeñas empresas, el comercio ambientalmente responsable y la agricultura tradicional.

El libre comercio y el libre mercado demostraron ser términos ambiguos, pues la participación activa de los productores, se restringió cada vez más a las empresas económicas más fuertes. En la cadena productiva- industrial- comercial, los beneficiarios que menos riesgos corrieron y más utilidades ganaron fueron los intermediarios comerciales. Las caídas extremas de los precios, muchas veces por debajo de los costos de producción, violentaron el entorno económico, social, ecológico y cultural del pequeño productor, sin ofrecerle retiradas dignas y seguras.

En el mismo contexto, el consumidor acabó comprando productos más baratos que representaban prácticas de explotación, injusticia comercial, daño y deterioro ambiental, uso de químicos y transgénicos, etc; todo esto con graves consecuencias derivadas.

Fue así que la necesidad de desarrollar alternativas para el comercio se hizo clara. En 1964 en la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) se aprobaron varias resoluciones a favor de una mayor transferencia de riqueza del norte al sur. Mismas que se cumplirían a través de ayudas, compensaciones y "comercio justo". Para lograr este objetivo, las naciones del sur demandaron a los estados del norte que debilitaran sus políticas proteccionistas hacia productos agrícolas provenientes